Ambiente: Los "peques" se
convierten en paseantes, en viajeros, realizan una especie de recolecta de lo
que ven, de lo que les resulta familiar, cosas que les hace sentir bien,
protegidos. Las nuevas tecnologías aplicadas a los tejidos hacen que
consigamos crear el acogedor suéter de lana tegido por la abuelita en
una prenda de acabado perfecto y regular. Los niños podrán
jugar sin miedo con la ropa. Una tendencia ancestral llevada al presente y que
se traducirá en vanguardia.
Color: La paleta se tiñe
de añoranza, de calidez, las prendas se empapan en pigmentos naturales
creando una armonia innata. Desde los tonos más intesos como la tierra y
ocres, rojos y verdes opacos, pasando por los azules y tostados para acabar con
pinceladas de canela y suave crema.
Tejidos: Tejidos de aspecto
mullido, artesanal, texturas calentitas como la lana gorda y el cachemir suave,
texturas nobles para crear un tricot imperfecto. Se aplica el tweed en todas
sus variaciones, denim, new denim tratado de manera que proporcione mayor
movimiento. Se acepta todo tipo de punto tejido a mano. Se filtran entre los
tejidos prendas antiguas rescatadas del baúl de los recuerdos y
también elementos decorativos y ornamentales como las cintas o bordados.
Línea: Superposiciones
pero sin crear un volumen excesivo. Chaquetas, canguros, vestiditos, de punto y
faldas de todos los largos para las niñas. Para los niños,
sencillos pantalones tobilleros, jerseys de punto anchos a los que se les
añaden rodilleras y coderas. Mezcla de lo rústico y lo
clásico. |